A mi muñeca

¡Que linda tenia la cara!
La muñeca que tanto adoraba
fiel compañera de mis juegos
dulce encanto de mis sueños
su carita fría de porcelana
aceptaba los besos que le daba.
Vestidos hechos de trapos
a grandes saltos las puntadas
cueros a los pies atados
por si de pronto andaba.
Dulce recuerdo adorado
que aun a ratos me asalta
cuantos años han pasado
y aun te llevo en el alma
silenciosa compañera de charlas.


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