La muñeca que tanto adoraba
fiel compañera de mis juegos
dulce encanto de mis sueños
su carita fría de porcelana
aceptaba los besos que le daba.
Vestidos hechos de trapos
a grandes saltos las puntadas
cueros a los pies atados
por si de pronto andaba.
Dulce recuerdo adorado
que aun a ratos me asalta
cuantos años han pasado
y aun te llevo en el alma
silenciosa compañera de charlas.
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